Y así nació Mi Atelier

Creo que un emprendedor no nace de un día al otro, hay cosas que nacen con uno, proyectar, querer hacer y animarse a hacer, ahí, hay un gran paso. Aunque a veces, sin darte cuenta la vida te lleva con diferentes motivos, y cuando no te das cuenta, ya estás en el medio de un gran desafío.  



Mi nombre es Edith, crecí haciendo manualidades, con mi gran maestra, mi mamá, entre programas como Buenas Tardes Mucho Gusto, las revista Labores y Manos Maravillosas, si hablamos de años, hablemos en serio jajaja.

Pasaron muchas cosas, estudiaba, tocaba el piano, más tarde, pero jovencita me recibí de mamá, como pude, me recibí de analista programadora, enseguida comencé como profesora de informática en escuelas, también trabajé como maestra de grado. El amor por la docencia siempre estuvo presente. Pero un día abandoné las escuelas y pasé a trabajar en una oficina de marinos mercantes. Entre tanto, comencé pintura de caballete en el taller de un artista plástico que está en Avellaneda. Cuando podía concurría a las expos, para nutrirme de todo eso que me gustaba. Hasta que decidí cursar el profesorado de pintura decorativa, yendo los días sábados. Durante tres años consecutivos. El tiempo lo hacía de goma.

Claro, que muchas cosas se pueden lograr con el empuje de los que te aman, mis hijos y el incansable apoyo de Oscar, mi marido, hizo que ese anhelo comience a nacer. Ellos me incentivaban a que dé clases de pintura. Hasta que me decidí y buscamos un lugar para comenzar a dar clases.

Empecé mi primer día con un seminario, al cual prometieron ir doce chicas, con mi inexperiencia, aquí viene una primera lección, no pedí seña para asegurar la vacante de todas, compramos material para armar más de doce kits, pero fueron en total solo tres alumnas, por supuesto, amigas, aun así estaba feliz. Al finalizar, volvimos a guardar todo en cajas, y llevarlo a un rincón de mi casa. Entre idas y venidas, sufrimos unos acontecimientos muy grandes en la familia. Pero, aun así, continuamos como podíamos, tomaba fuerzas, volvíamos a reservar el salón e iba con toda esa ¨mudanza artística¨ a dar clases.  Pero haciendo cuentas, no nos cerraban los números, apenas juntaba para pagar el alquiler del salón para ese día.  Ahí, decidimos armar el taller en el comedor de casa, todos los sábados daba clases, ya que de lunes a viernes, iba a la oficina a trabajar.

Siguieron los desafíos, lugares donde alquilaba por horas, por días, los talleres iban creciendo, daba seminarios en Brandsen, en Wilde y en Belgrano, hasta que surgió la necesidad de vender productos, los sábados armábamos como una mini artística ambulante. Cada vez cargábamos más el auto, un constante ir y venir, con cajas, bastidores, productos nuevos, más los que usaban las chicas en las clases, pero siempre entusiasmados. Armábamos las mesas, los estantes para la mercadería y las muestras. Como también manteles, delantales y mil cosas más. Oscar comenzaba a ocuparse de las ventas de nuestros productos, justamente él no se dedicaba para nada en este rubro, pero sí en ventas, por esas cosas de la vida, estaba en una etapa de renacer a nivel personal. Yo sabía que juntos estábamos proyectando algo más grande que un taller de pintura.

A principios de 2018, nuestros hijos, nos impulsaron a armar una página web para vender en una plataforma, nos hablaban de hacer cursos para aprender a vender en forma online, y fue cuando Oscar con mucha perseverancia comenzó a estudiar cada detalle. Aciertos y desaciertos. Invertir tiempo, horas de lectura, para hacer todo desde cero, a pulmón, tal vez no tan perfectos como los entendidos en marketing, pero les aseguro que con mucho amor por el emprendimiento propio.

Ahí surgió la idea de vender las pinturas a la tiza que había conocido en una exposición. Esas eran las Oh My Chalk. Las que  Meli y Lily  estaban con un producto muy bueno y a todo motor. Recuerdo que empezamos con un pedido mínimo, y de a poco fuimos sumando pedidos.

Aún recordamos la alegría, que sentimos cuando llegó junto con una caja, ese cartel #puntodeventa  de Oh My Chalk…

… así nació la artística, con la premisa de tener: calidad, producto y marcaTres características que nos acompañan desde nuestros comienzos hasta el día de hoy

Y hoy, ya estamos con el taller establecido y la artística, creciendo constantemente.  Les puedo asegurar, que la perseverancia es la mejor amiga de un emprendedor.

Gracias a la empresas que nos acompañan como ... Camila, Dekora, HYN, Monitor, Nicron, Oh My Chalk, Plantec, Turk, y otras tantas.


Edith Abud y Oscar Licciardi

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